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Una noche especial

La noche inaugural combinó la historia: el vino añejo de un otrora integrante del Campeón de 1959 y el gozo contagioso de un ‘ángel de Dios’…

Sitín García y Robertito Birriel fueron el centro de atención de los miles de aficionados que se congregaron en la Casa de Petaca el sábado para presenciar el primer partido local de Arecibo. Entre abrazos y aplausos, los homenajeados sintieron el calor de su gente, mientras recibían las tarjas alusivas al acto por parte de José Baeza, apoderado, y Ángel García, gerente general.

“Demasiado honrado con la dedicatoria. Imagínate lo que significa a esta edad”, dijo entre sonrisas García, de 86 años, y quien por nueve temporadas sudó el tricolor de su pueblo.

“Yo me colaba en los juegos de los Capitanes en la Escuela Muñoz Rivera y cuando me firmaron para jugar en el equipo a los 18 años fue un sueño hecho realidad. Pero no creas que fue fácil, porque comí banco los primeros dos años.”.

Según el educador retirado, el coach Lou Rossini vio su disposición, su garra y deseo durante los adiestramientos, los que tomaba “como si fuera un juego de verdad”.

“La única manera ganarme tiempo en la cancha era si me fajaba en las prácticas y me dio resultado. Entonces, como yo era fuerte y rápido, Rossini me ponía a defender a los buenos: a Pachín (Vicéns), Armandito Torres, a los otros ‘gares’ de la liga. Yo entraba cuando el juego estaba difícil y se necesitaba a alguien que detuviera a uno de esos caballos”, expresó.

Al preguntarle sobre ese campeonato de 1959, García comentó que ese fue “el momento más grande como atleta”, tanto así que aún el pueblo evoca esa gesta del primer campeonato de Arecibo.

“Los años han pasado, pero la gente recuerda ese equipo y a sus jugadores con un aprecio especial. Y fíjate, hoy me dedican la temporada y pienso en todos ellos. Nos hicimos hermanos, dentro y fuera de la cancha”, dijo Sitín García.

De ese conjunto, García y Ramón ‘Tigre’ Siragusa, que reside en San Diego, CA, son los únicos en vida, y dos integrantes tienen sobre alto del Coliseo de Arecibo sus números retirados: el 4 de Bill McCadney y el 18 de Moisés Navedo.

José Baeza, apoderado de los Capitanes, entrega a Sitín García, la placa de la dedicatoria de la temporada 2023 de su eterno equipo.

“Los Capitanes me sorprendieron al dedicarme la temporada. Jamás pasó por mi mente, que todavía se acordarían de mí”, comentó con cierta humildad y nostalgia.

Por su parte, Roberto Birriel Rivera, niño grande de 41 años con Síndrome Downs, vive con una alegría e inocencia contagiosa que otros quisieran tener…

“Tito es un milagro de Dios”, expresa su mamá Nancy. “Un ángel que el Señor nos envió”. Una sentencia dado el proceso de su nacimiento y la evolución de su hijo de niño a adulto.

Lo que pocos conocen es que Tito tiene su cuarto de guerra donde se mete a orar por toda la familia y amigos. A la verdad tiene cierta sutileza y conexión con Dios.

Seguidor de todos los deportes de Arecibo –“soy de los Lobos y de los Capitanes-, Birriel Rivera es abonado desde hace años y con su familia viaja a otras canchas cercanas para vitorear al quinteto.

“Ese es mi equipo, papá. Somos los mejores”, dijo en su singular alocución.

Con celular en mano, Tito revisa todas las plataformas digitales para conocer de resultados, comentarios, entrevistas del BSN, Grandes Ligas y NBA. Que no se llame nadie a engaño, Birriel, graduado de escuela superior con honores, está enterado de lo que pasa en el deporte del país.

Cuando fue presentado en la ceremonia, levantó las manos en señal de victoria, mientras el público se deleitaba con su espontánea reacción.

“Yo voy a tirar el balón, verdad”, preguntaba, y así se hizo evidente en el lance de honor.

La familia Birriel con el apoderado José Baeza, y el gerente Ángel García.

“No saben cuánto significa esto para él”, acentuó su progenitora. “Para Tito es lo más grande que le haya pasado. Estoy muy agradecida con los Capitanes por ese honor”.

El apellido Birriel está vinculado al génesis de la franquicia desde la década de los años 30 del siglo pasado. Su abuelo Roberto fue jugador y dirigente en 1946, mientras que Luis fue apoderado y narrador.

Otro hermano de la cepa Birriel, Aníbal, participó con el equipo Superior 70 en la década del 30. Y el padre de Tito, Robi, es uno de los pescadores más galardonados en la Isla.

Fue una noche especial, de mucho calor humano, de identidad y pertenencia a una insignia, en el año 78 de vida de los Capitanes de Arecibo…

2 Comments

  • Josefina Pérez Posted March 30, 2023 6:21 pm

    Tito y Sitin, que merecidos reconocimientos. Uno por ser un fanático fiel y el otro que conocí desde joven en la campaña de los Capitanes cuando jugaba con su número 7.

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      Pachy Rodriguez Posted April 4, 2023 9:06 am

      Así es Josefina. Es necesario hilvanar la historia con el presente. Un jugador del pasado con un ser especial y gran fanático. Pertenencia y continuidad.

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